El Hotel Chavín Señorial, ahora con dos sedes importantes (Huaraz y Trujillo) es producto del arduo esfuerzo de una pareja de esposos, que apostaron por trabajar en su país, cuando todos huían, por los grandes problemas sociales, políticos y económicos que atravesaba nuestra nación, allá por los años de 1985. La entonces joven pareja: Julián y Luz, armados solamente de sus conocimientos profesionales: Abogado él y Maestra élla, se propusieron crecer y mirar los problemas que se vivían entonces, como una oportunidad para invertir esfuerzos y enfrentar la situación, con su trabajo honesto, poniendo el hombro para resistir los avatares de la vida.
Esta empresa se inició en la muy bella y generosa ciudad de Huaraz. Una ciudad muy pintoresca y bella, como si un pedazo del paraíso se hubiera perpetuado, en esta parte del mundo. Rodeada por bellas montañas, adornadas de blanquísimos glaciares, como muestra de pureza y naturalidad.
Para entonces, muchos turistas extranjeros, con predominio de europeos, atraídos por tanta belleza natural, llegaban a la ciudad, al mismo tiempo que miles de alumnos por viajes de promoción, ávidos de aventura. La ciudad recién se erigía, después del cataclismo de los años 70, que destruyó toda la ciudad. No había muchos alojamientos, la gente dormía en las plazas, en las calles o en el campo; Huaraz, está a 3,027 msnm y era duro poder pernoctar en esa situación. Surgió entonces la idea de contar con un alojamiento, que pudiera albergar así sea, pocos. Nos aventuramos de esa manera, a construir en un terreno que nos adjudicó el Estado, por haber perdido nuestra vivienda durante el terremoto. Edificamos el primer piso, con un préstamo que nos brindó el Banco Hipotecario que existía para entonces, con garantía del mismo terreno. Apenas pudimos cercarlo todo el perímetro y ponerle un techo. Llegaban cientos de alumnos de colegios nacionales de la ciudad de Lima, provistos de sus frazaditas, que solicitaban solo un espacio donde dormir bajo un techo, y empezamos a alquilar por S/.1.00 a cada alumno, luego cuando pudimos contar con colchones de esponja y frazadas sencillas; pudimos alquilar el espacio por S/.5.00 soles. Así fuimos reuniendo el dinero, para construir el segundo piso, y los demás.
Poco a poco, fuimos equipándolo todo, para brindar un mejor servicio a nuestros clientes. Hoy podemos decir que gracias al invalorable aporte de nuestros clientes, hemos crecido en infraestructura, equipamiento y también hemos adquirido mucha experiencia que nos permite atender a personas de todas las edades, que se desempeñan en diferentes actividades; desde los bulliciosos estudiantes hasta los más serios ejecutivos y empresarios.
Hubo personajes gratos, y dignos de mencionar, que nos alentaron con su entusiasmo y actitud positiva, a seguir adelante con nuestro proyecto, cuando pasábamos dificultades y no todo era color de rosas; Uno de nuestros primeros clientes fue el señor Nicandro Fabián, profesor de un Colegio de Comas, que año tras año, nos visitaba con sus alegres adolescentes; otro colegio de Educación inicial, que aún conservamos su placa recordatoria en nuestro establecimiento, fue “El Niño Peruano”. De quienes guardamos muy gratos recuerdos.
Por otra parte, el hotel que fundamos en la ciudad de Trujillo, tiene su propia historia y sería muy extenso entrar en detalles. Solo quiero decir, que lo iniciamos cuando nuestras hijas se fueron a estudiar allá y necesitaban un lugar donde vivir; con el tiempo se convirtió en un lugar propicio para un hotel, que creció gracias a su ayuda y al valioso desempeño de nuestros primeros colaboradores:
Amadeo Vásquez y Antonio Herrera. Dos personas muy significativas por su gran esmero y lealtad con la empresa.
Está demás decir, que esta ubicación no fue fácil, pues siendo Trujillo la segunda ciudad más importante del país, la competencia entre empresas de este rubro es muy fuerte, y hasta la actualidad estamos haciendo esfuerzos para lograr posicionarnos entre las empresas más importantes de esta gran urbe.
Tal vez, resultaría aburrido hablar de todas la peripecias, para llegar a concretar un proyecto. Solo puedo terminar esta pequeña historia, diciéndoles a nuestros estimados clientes que estamos profundamente agradecidos por su acogida.
Somos concientes que sin ustedes, sin su valioso aporte, no habríamos llegado a ningún lado. Por todo lo dicho antes, para nuestra empresa: “nuestros clientes son las personas más importantes de nuestro negocio”.
Ustedes serán recibidos con mucho cariño y sentirán el calor humano que se extraña cuando se está fuera del hogar.!!! Somos una empresa con alma!!!
Atentamente.
Julián y Luz.